Los productos frescos aportan mayor calidad de los nutrientes que las opciones congeladas y enlatadas puesto que no se utilizan ni aditivos químicos ni conservantes.
Un alimento fresco tiene más fibra y agua que un alimento procesado, por lo tanto, nos dará más saciedad al consumirlo.
Los alimentos frescos conservan el sabor original de los alimentos y contienen menos cantidad de sodio que los productos procesados.